EL AMIGO DEL HOGAR
GUARANDA, 26-02-2012
TRISTE HISTORIA DE LOS ESTANCOS
Se llama estanco al monopolio en la producción o venta de un determinado bien asumido por el Estado u otorgado a particulares a cambio de un ingreso al fisco. En nuestro país, los estancos se remontan a los años 1765 cuando un motín anti – fiscal de Quito (Revolución de los Estancos), reclamó contra la subida de impuestos a los licores que dio lugar a un grave conflicto entre españoles (chapetones) y criollos de la ciudad, que a decir de la historia, la subida del alcohol era para matar a los mestizos y clase pobre que la consumía. Esto desencadenó una serie de revueltas llegando a incendiar los almacenes de estanco y la casa de aduanas. La paz se restableció cuando la Audiencia ordenó el destierro de los hombres españoles solteros, y el Virrey de Bogotá ratificó la supresión del estanco y la aduana; pero a raíz de la República, otra vez se pusieron en vigencia.
Durante la época de la Revolución Juliana (1925) gobierno de Gonzalo Córdova, existían cinco estancos: alcohol, tabaco, sal, fósforos y explosivos, pero a partir del año 1957 el Estado ecuatoriano inició un proceso de desmonopolización de la producción, industrialización y distribución de dichos estancos, hasta entonces a cargo exclusivo del Estado, y que, no obstante que tal proceso terminó, aún subsistían formalmente en la legislación nacional varios cuerpos legales relativos a dichos monopolios. Estas prácticas resistieron hasta la década del 70 y recién el 14 de septiembre del 2010, según Registro Oficial No. 278 se expidió la Ley Derogatoria No. 2 para la Depuración de la Normativa Legal, donde se derogaron todas las leyes, decretos legislativos, decretos supremos y decretos leyes de emergencia y más cuerpos legales, desde el 25 de septiembre de 1830 hasta el último Decreto Supremo No. 1361, promulgado en el Registro Oficial No. 295 de 21 de julio de 1964, que disponía que los gerentes provinciales de estancos actúen como jueces de instrucción del sumario por infracciones que eran de su competencia.
El estanco referido a la producción de alcohol y panela en nuestra provincia tuvo un desenlace muy triste debido a la gran viveza criolla de aquella época, enquistada en la capital de la provincia, que provocó el abandono de las fincas por parte de los agricultores. Recuerdo con lujo de detalle, que los guardas eran parte del proceso de producción de alcohol y panela, pero como sujetos controladores, comían y dormían en las “melerías” y muchos se alzaban con onerosos beneficios a su favor, más allá de las peripecias sufridas por los propietarios cañicultores que tenían que acudir a Guaranda con una buena gallina bajo el brazo para conseguir la patente y el permiso de venta; pero si por desgracia no contaba con dicho permiso o se le olvidó en su vivienda, toda la producción era confiscada con caballos y todo a su haber, teniendo que regresar el pobre agricultor a casa sin el pan para sus hijos y sin ningún derecho a reclamar.
¿De qué Sumak Kawsay se podía hablar en esa época?, si para generar trabajo había que pedir permiso a la autoridad y muchas veces un 30% de la producción era para los administradores del estanco y el 70% se prorrateaba entre mano de obra, gestiones administrativas y “chinchulines” para los tramitadores. Felizmente este calvario concluyó, pero el abandono de las fincas y el perjuicio ocasionado a cientos de familias es irreversible.
Dr. Saúl Mayorga Puma, MSc.
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