GUARANDA, 29-07-2012
REIVINDICACIÓN
DE VALORES
A pesar que la situación económica de nuestras familias
en las décadas de los 60 y 70 fue adversa en varias circunstancias, grato
resulta recordar el amor de sus progenitores hacia sus hijos y la de maestros
de escuelas hacia sus educandos, por lo que, no puedo sustraerme de mis
recuerdos el saludo a mis padres hincándome de rodillas al piso y juntas mis
manos para recibir la sagrada bendición en el nombre del Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo, de igual manera cuando tenía que ausentarme y separarme de
ellos; el saludo a las personas mayores era un requisito sine qua non y en
algunas ocasiones despojándose del sombrero y con la venia si la persona gozaba
de extra cualidades de respeto y consideración.
La palabra empeñada en cualquier acuerdo o pacto de
carácter comercial era sagrada y no había necesidad de cheque, pagaré o letra
de cambio como garantía; la honestidad para decir y hacer las cosas en
ocasiones tenía su costo pero constituía el mejor ejemplo para sus
descendientes; la bondad y la solidaridad eran las fuerzas más expresivas de
cariño y voluntad a través de la minga y auxilio al necesitado; tomar lo ajeno
sin autorización de su propio dueño era un pecado grave que no sólo se podía
pagar con la cárcel sino con la amenaza divina de ser conducido a la hoguera
eterna, etc.
Fuimos criados con principios comunes: cuando éramos
niños, madres, padres, profesores, abuelos, tíos, vecinos – eran autoridades
dignas de respeto y consideración; cuánto más próximos o más viejos, más afecto
nos dieron. Era inimaginable responder mal educadamente a los ancianos, a
maestros o autoridades… HABÍA RESPETO.
Los tiempos han cambiado, no por ello, algunos de
nosotros en calidad de padres y de orígenes humildes, nacidos en campos y
pueblos, hemos perdido ese legado de valores un tanto anticuados para unos y de
gran significado para otros. Que estos paradigmas pudieron sufrir mutaciones
con el paso del tiempo no nos cabe duda, pero que se puede mantenerlos
inalterables y hasta reivindicarlos, sí es posible. Mis hijos, conocieron a sus
abuelitos, ellos vieron arrodillarme ante mis padres y ahora ellos lo hacen
ante mí y su madre en señal de respeto, de cariño y de reverencia ante nuestro
Dios que lo veneramos, le damos las infinitas gracias y lo sentimos en nuestros
corazones.
¿Cómo reivindicar y recuperar las buenas costumbres,
valores y normas de moral y ética que en cada uno de nuestros hogares nos
enseñaron? Las mejores evidencias y el buen comportamiento que se observa en
las personas son precisamente las asimiladas en el hogar y perfeccionadas en
escuelas, colegios y universidades a través de la producción del conocimiento;
por eso urge la necesidad de que la preparación y formación del docente sea
considerado como una carrera de suma importancia similar al de medicina, por un
lado está en riesgo la salud del ser humano y por el otro, la misión del ser y
del quehacer en un marco de respeto, dignidad, honradez, asertividad y
solidaridad. Que este proceso por más extenso que nos parezca, ese es el camino
ya que una caminata de mil pasos se inicia con el primero.
SAÚL
MAYORGA PUMA
Chapacotense de Pura Cepa
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